miércoles, 30 de mayo de 2012

LO QUE NOS TOCA

Una, dola, trela canela!...

Las buenas intenciones no bastan si por encima ponemos todas las necesidades que en el contexto del desarrollo artístico merece nuestro entorno.

Distintas son las plataformas donde se puede articular el sentido de artisticidad de los objetos o prácticas, y ese justamente es el tema que se debe discutir. Entendiendo que el arte es una convención, cabe señalar y diferenciar tanto las motivaciones como las responsabilidades y compromisos que en cada una de practicas se encuentran, el valor de cada una de ellas radica en el contraste procedimental, formal y conceptual.

Sin duda la producción artística en el ámbito de las artes visuales y nuevos medios artísticos de a poco encuentran espacio en nuestro contexto, sin embargo esto resulta invisible dentro del panorama nacional. Una crisis institucional que parece crónica, donde el arte se mueve en función de tentaciones monetarias,  y una incomprensible actitud esquiva a la crítica de ciertos actores del arte, vuelven a la realidad artística local un caldo de cultivo donde no se logra confrontar al arte como proceso dialéctico, donde su función esta en ser referente de la realidad que de le circunda.

Seamos permeables y enfrentemos la realidad que nos ha tocado, veamos en la crítica un momento para emprender diálogos sostenidos en fundamentos teóricos y formales que fortalezcan las referencias, y amplíen el horizonte sobre lo entendido por arte, que los espacios creados destinados a la exposición, promoción y estimulo de la producción artística inserten procesos donde el arte se convierte en un conjunto de procesos y conceptos y no se fijen a manera de disposiciones impositivas que nos llevan a criterios extemporáneos, modernos, en el que el arte cumple funciones adaptadas al goce estético, sin ver más allá de una realidad fría e ilusoria.

Los fundamentos de nuestra visualidad se han acrecentados en la medida que la realidad se acelera, son las causas de una hiperrealidad que se desborda, de la cual el poder hace y deshace, haciéndonos creer que se preocupa por el arte y la cultura en espacios perfumados que son llenados con ilustres famas, que buscan su dosis necesaria de visibilidad y relevancia, donde no vale lo que vas a ver, sino, lo que puedas contar por haber estado allí.